martes, 11 de diciembre de 2007

Un Cielo Amarillo.


Aquí, tomando una taza de leche caliente, recuerdo aquellas tardes de verano que pasé fuera de casa. Tardes en las que el tiempo se paraba para seguir pintando, o por el contrario se acortaban para mostrarme una luna llena de luz y vida. Aquellas tardes en las que el cielo era amarillo, y todo tenía un color tan especial que ni mi cámara de fotos ni mis cuadros pudieron dejar reflejados. Esos días en los que la mañana nacía fría, y la noche moría tibia, en los que las conversaciones, las risas y las confidencias de madrugada eran nuestra vida.


Ya no recordaba aquellos días en los que el color envolvía mi vida, aquellos días en los que todo tenía fuerza, y hacía que mi corazón palpitara a toda velocidad. Y gracias a ti mi cielo se ha vuelto otra vez amarillo, como aquellos días. Me han llegado todos los vibras de colores y las cosquillas en los pies que me enviaste, y todos han hecho efecto, jaja!!


Gracias Manu por devolverme mi cielo amarillo!!

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