La aventura comienza en Santa Justa, a las 10.00 de la mañana. Ahí estábamos todos, unos antes, otros más tarde, madrugadores y dormilones, dispuestos a recorrer muchos kilómetros para llegar a Torrecampo, el último pueblecito de Córdoba antes de llagar a Ciudad Real. Cargados con nuestros equipajes más elegantes nos repartimos en los coches de Ade y la Pine para después recoger a los "Joses" en Córdoba, donde nos esperaban después de una mañana de visita turística y compras en ZAra, jajaj. Paradita gominolera y cervecera en la estación de Autobuses de Córdoba y de camino a nuestro destino, lluvia y paisajes encantadores. Jose el grande nos explicaba los tipos de árboles autóctonos del lugar, las sierras por las que pasábamos y los pueblos que cruzábamos como un erudito en la materia, ¡Cómo adora su tierra este Jose!!
Una vez llegamos a Torrecampo, visitamos la casa de los padres de Veredas y su madre y su hermano nos acompañaron al restaurante donde comimos casi a las 5 de la tarde. Después duchas rápidas, gel por aquí, gomina por allí, desodorante por acá, maquillaje y rimell por acuyá.
Todos perfectísimos, y dispuestísimos, escribiendo unas palabritas que leer en la ceremonia, a la que por cierto llegamos tarde, pero no porque fuese tarde, sino porque empezó antes. Y allí que fui yo, con la libreta de pez de Mario, la letra rápida de la Pine y los párrafos desordenados de nuestra indecisión, a leer delante de todo el mundo, comiéndome las palabras, saltándome los renglones y más nerviosa que un flan, nuestra lectura en honor a los novios.
Y casi que ahí acabó todo. Después arroz, fotos y cortejo hasta la placita donde nos tomamos un jamón... exquisito y unas cervecitas bien frías, para ir abriendo boca. Comiendo y cargando las pilas para el conviteeeee!!!!
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