11.30 de la mañana. Después de una intensa noche de cena, baile, emociones, desenfreno y caminata nocturna, nos hemos levantado con unas ganas de desayunar... que no aguantamos más. Buscando el único bar del pueblo que sabemos que está abierto, porque un hombre en bicicleta nos lo ha dicho, y que encima es de sus sobrinos los gemelos, hemos paseado al sol de Torrecampo en Córdoba. Y al fin lo encontramos. Unas tostadas de mollete de pueblo, cola cao y descansen en paz nuestros estómagos. Sentados en aquel bar-retro, con las sillas de madera de la Edad Media y aquellas falsas tallas en la barra del bar, llegamos a la conclusión de que aquello se tendría que repetir alguna otra vez, y que esto sólo había sido el comienzo de nuestras quedadas especiales.
Una vez con las barrigas llenas, recorrido de turismo rural por cortesía de Mario, jaja, que casi nos lleva al pueblo de al lado, mientras veíamos ovejas y más ovejas, que huían de nosotros cuando Jose intentaba acercarse.
Chicos, gracias por ese día tan intenso, lleno de recuerdos y cargado de emociones y ratos divertidos.
GRACIAS A TODOSSSSSSSSSSS
1 comentario:
Bueno ,al habla el guía de la expedición,disculpen esa foto pero m cara reflejaba completamente mi estado,!que horror!! no sé como permití q inmortalizaran ese momento,bueno ya mandaré yo otra en la qe salga como soy, osea el mas guapo del planeta jejejeje, bueno,en mi favor tengo que decir, !!QUÉ BIEN ME SENTÓ LA TOSTÁ!!
Publicar un comentario